Estar en Puebla durante la celebración de los muertos es tener la oportunidad de admirar las espectaculares ofrendas, convivir en un sitio donde las ánimas se encuentran por todo el ambiente, sentarse a la mesa con fantasmas, según comentan los lugareños, y degustar a su lado platillos exquisitos, perderse en la fugacidad del tiempo y saber que después de ésto ya no serán los mismos porque al marcharse los muertos se habrán llevado algo de ellos, pero también les habrán dejado parte de su eternidad.
Las ofrendas que los poblanos realizan a sus seres queridos que ya han dejado éste mundo y que de acuerdo a la creencia mística-religiosa, regresan ésta noche para convivir con ellos, son colocadas en bellos altares que, de acuerdo a la imaginación de cada quién y a los elementos que tienen importantes significados, se convierten en todo un espectáculo.
Exísten altares para todo tipo de personajes, donde la imaginación, tradición y el amor por las creencias ancestrales se únen y reflejan el sentimiento de todo un pueblo.
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