Durante mucho tiempo se ha tenido la idea de que los alimentos enlatados no son nutritivos, carecen de frescura y que contienen gran cantidad de conservadores perjudiciales. La realidad es muy distinta, pues son importante opción en la cocina debido a su fácil manejo.
Diversos estudios han comprobado que no son ciertas las afirmaciones que señalan que los alimentos enlatados son dañinos a la salud, debido a que los envases metálicos están manufacturados con acero, su interior es barnizado con lacas (pinturas) especiales y se utiliza soldadura eléctrica para sellarlos, características que les confieren la capacidad de mantener todo tipo de comestibles en perfectas condiciones sin necesidad de adicionarles sustancias químicas.
¿Por qué se enlatan?
Todo comestible, al momento de ser recolectado, experimenta inevitables pérdidas en cuanto a frescura, calidad y contenido de nutrientes, cambios ocurridos durante su traslado y al ser almacenado por periodos prolongados en establecimientos comerciales. “De ahí la importancia del proceso de enlatado, el cual preserva ‘lo bueno' de las cosechas recién recogidas, por lo que es adecuada alternativa para disponer de alimentos fáciles de transportar y que pueden guardarse por determinado tiempo sin que se alteren sus características”, señala el entrevistado.
El hecho de que los productos que nos ocupan pasen por proceso de pasteurización (método de conservación que consiste en exponerlos a altas temperaturas para eliminar microorganismos que pudieran descomponerlos) hace dudar de su calidad, “pero es precisamente este proceso el que ayuda a mantener los alimentos en buen estado; de hecho, las plantas empacadoras se encuentran cerca del campo o mar, por lo que los comestibles que llegan a ellas están recién cosechados y/o capturados”, advierte el gerente de Canafem.
Posteriormente, verduras, frutas, legumbres y carnes, previamente seleccionadas, se lavan; a algunas se les retira la cáscara o piel, se rebanan y se cuecen el tiempo justo —varios productos se guisan en distintas formas—; finalmente se introducen en las latas, mismas que son selladas, y luego sometidas a proceso de pasteurización, etiquetadas y distribuidas para que estén disponibles a todos los consumidores.
Verdades y mentiras
Diversos estudios han comprobado que no son ciertas las afirmaciones que señalan que los alimentos enlatados son dañinos a la salud, debido a que los envases metálicos están manufacturados con acero, su interior es barnizado con lacas (pinturas) especiales y se utiliza soldadura eléctrica para sellarlos, características que les confieren la capacidad de mantener todo tipo de comestibles en perfectas condiciones sin necesidad de adicionarles sustancias químicas.
¿Por qué se enlatan?
Todo comestible, al momento de ser recolectado, experimenta inevitables pérdidas en cuanto a frescura, calidad y contenido de nutrientes, cambios ocurridos durante su traslado y al ser almacenado por periodos prolongados en establecimientos comerciales. “De ahí la importancia del proceso de enlatado, el cual preserva ‘lo bueno' de las cosechas recién recogidas, por lo que es adecuada alternativa para disponer de alimentos fáciles de transportar y que pueden guardarse por determinado tiempo sin que se alteren sus características”, señala el entrevistado.
El hecho de que los productos que nos ocupan pasen por proceso de pasteurización (método de conservación que consiste en exponerlos a altas temperaturas para eliminar microorganismos que pudieran descomponerlos) hace dudar de su calidad, “pero es precisamente este proceso el que ayuda a mantener los alimentos en buen estado; de hecho, las plantas empacadoras se encuentran cerca del campo o mar, por lo que los comestibles que llegan a ellas están recién cosechados y/o capturados”, advierte el gerente de Canafem.
Posteriormente, verduras, frutas, legumbres y carnes, previamente seleccionadas, se lavan; a algunas se les retira la cáscara o piel, se rebanan y se cuecen el tiempo justo —varios productos se guisan en distintas formas—; finalmente se introducen en las latas, mismas que son selladas, y luego sometidas a proceso de pasteurización, etiquetadas y distribuidas para que estén disponibles a todos los consumidores.
Verdades y mentiras
Al paso de los años ha surgido gran cantidad de argumentos que cuestionan la calidad y valor nutritivo de los alimentos enlatados, los cuales no han hecho más que confundir a la gente. Por estas razones, el Lic. Eduardo Mondragón nos habla de los principales mitos que rodean a dichos productos, así como la realidad que se encuentra detrás de los mismos:
* Contienen conservadores dañinos para el organismo. No los necesitan, ya que se pasteurizan aplicándoles temperaturas perfectamente controladas para eliminar todo microorganismo que pudiera alojarse en ellos; en algunos casos sólo se añaden ciertos condimentos, como vinagre, aceite y especias para acentuar su sabor.
* Son altos en sodio (sal). Definitivamente no, pues actualmente incluyen mínima cantidad de este elemento para que puedan ser consumidos sin riesgo por personas con problemas de salud, por ejemplo, hipertensión arterial (alta presión sanguínea).
* No son frescos. También es falso, en virtud de que el proceso al cual se someten ayuda a mantener los alimentos bien conservados.
* Saben a lata. Esta comprobado que estos comestibles no adquieren sabor metálico, aun al dejarlos en su envase original después de abrirlos; además consideremos que el interior de muchos de éstos se barniza con laca cuya función es evitar la reacción química entre el alimento y el recipiente.
* Tienen plomo. En México, a instancias de la Canafem, se logró que todas las plantas empacadoras utilizaran soldadura eléctrica en sustitución de la que se hacía a base de dicho metal, la cual sí podía contaminarlos y causar intoxicación a los consumidores.
* No son nutritivos. Contra lo que se cree, estos productos contienen las mismas cantidades de calorías, vitaminas, minerales, proteínas y carbohidratos que los alimentos frescos y/o congelados.
* Pierden fibra. Numerosos alimentos de este tipo son fuente de distintos tipos de fibra, ya sea soluble (por ejemplo, manzana, lentejas y frijoles) e insoluble (papa y elote), la cual conservan después de ser procesados.
Tome en cuenta que los alimentos enlatados son buena opción en la cocina debido a que son prácticos y fáciles de manejar; además, no son dañinos para la salud, ya que conservan sus propiedades nutricionales como si estuvieran recién cosechados o capturados.
Fuente:http://www.saludymedicinas.com.mx
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